Sara Qiu Ruan: Viaje al este en bicicleta
Por Belén Dorado Marín de Espinosa
China en el mundo hispano/el mundo hispano en China // Nº 20, Diciembre/junio, 2025
Journey from the road es el proyecto de Sara, nacida en Zaragoza y descendiente de chinos, quien comparte con nuestros lectores su experiencia de viaje así como los motivos que la llevaron a emprenderlo y sus impresiones sobre el mundo, sobre las gentes y sobre los paisajes, así como de quienes la cobijaron durante su travesía.
En bicicleta desde Zaragoza hasta Qingtian, Sara ha descubierto muchos aspectos de la cultura de sus ancestros, y al mismo tiempo se ha enriquecido con otras culturas de las que ha sabido quedarse con una gran sabiduría. Sara, ¿dónde naciste y dónde vives en la actualidad?
¡Hola! Nací y crecí en Zaragoza. Y mis padres son de Qingtian, un condado en la provincia de Zhejiang, en el este de China. Antes de empezar este viaje en bicicleta, estaba trabajando en Madrid, aunque en ese último año (durante la pandemia) estuve trabajando en remoto desde Zaragoza. Ahora mismo no tengo un sitio fijo. Hace casi tres años que empecé este viaje largo en bicicleta, así que he estado “en ruta” desde España hasta China hasta el momento. El viaje acabó a finales de enero, así que en breves, me vuelvo a España. Esta vez ya con idea de quedarme por un largo tiempo. Esta maña de corazón aventurero es amante de los deportes, algo que la ayudó mucho a la hora de tomar la decisión de viajar sola a destinos nada convencionales. ¿A qué te dedicas Sara, y cuáles son tus aficiones? Estudié administración de empresas y marketing entre Zaragoza y Florida. Antes de empezar la carrera, estuve medio año en Londres trabajando como camarera para mejorar mi nivel de inglés. Y entre tercero y cuarto de carrera decidí tomarme otro “año sabático” para estudiar dos semestres de Chino en una universidad de Shanghai. Al finalizar la carrera, acabé trabajando unos años en consultoría tecnológica y en startups tecnológicas. Durante ese periodo de carrera profesional, traté de hacer hueco a nuevas aficiones. A los 23 empecé a viajar de mochilera y yo sola. Fui a países como Portugal, Filipinas, Marruecos, Yunnan en el sur de China, Corea del sur, Corea del norte… Otra de mis aficiones fue el deporte. En 2018 estaba atravesando un momento difícil en mi carrera profesional, y eso me hizo empezar a correr. Un par de años más tarde empecé a correr medias maratones, carreras de trail e incluso mi primera maratón! Por último mencionaría la meditación, empecé a finales de 2021, con un curso en silencio de diez días (Vipassana). Me marcó y me ayudó tanto, que en cada parón de invierno y algún verano a lo largo del viaje en bicicleta, me he vuelto a apuntar a otro curso.Me gusta retarme a mí misma, explorar aquello que desconozco, tanto exterior como interior. Y aunque suene muy cliché, salir de “mi zona de confort” es parte de quien soy. Con toda su trayectoria, Sara decide embarcarse en esta aventura que la llevaría sin querer a lugares muy distantes desde el punto de vista cultural.
Como he comentado antes, ya venía viajando desde hace unos años. El primer viaje fue “cerca de casa”, en Portugal, y de ahí me fui cada vez más lejos. Incluyendo Kirguistán y Corea del norte. Cada vez me llamaban más los lugares más desconocidos y menos turísticos. Pero fue sobretodo durante el tiempo de pandemia, donde se coció todo. Por un lado, sabía que necesitaba un cambio importante en mi vida. No quería seguir trabajando en ese tipo de entorno durante 30 o 40 años… empecé a viajar de manera diferente, pues no se podía salir de España. Así que en vez de darle importancia al destino, lo que cambié fue mi manera de viajar. Ahí surgieron tres viajes que me marcaron: mi primer viaje en bicicleta de Zaragoza a Oviedo, en octubre de 2020; y en 2021, caminé sola 9 etapas (9 días) de la GR11 en el Pirineo Aragonés; y por último, me hice el camino primitivo a pie, de Oviedo a Santiago, en 9 días también. Descubrí no sólo que me gusta viajar, sino en especial de manera lenta - a pie o en bicicleta. No se trataba sólo de llegar al destino, sino de vivir y disfrutar del proceso. En septiembre de 2021, fue cuando tomé la decisión de emprender un viaje en bicicleta desde España hacia Asia, sin tiempos ni destino fijos. Y aquél viaje, empezó unos meses más tarde, en abril de 2022. Mientras tanto, seguí trabajando unos meses para ahorrar más dinero. Y en 2022, que ya había dejado el trabajo, empecé a “entrenar” un poco físicamente, y estuve aprendiendo a hacer vídeos. En abril de 2022, empecé “Journey from the road” , un viaje de España hacia Asia en bicicleta, y compartiendo activamente en mis redes sociales todas las experiencias del viaje. Imaginamos que una decisión como ésta lleva tiempo para darle forma, ¿Quién te anima para que lo lleves a cabo? ¿Con quién cuentas?
Realmente fui yo misma, llevaba un año con inquietudes y ya sentía una urgencia por dentro. Necesitaba un cambio en mi vida. Fue una decisión difícil. Lo único que sabía, era que tenía que soltar lo que ya tenía. La solución perfecta tampoco sabía cual era, y tomó forma con “Journey from the road” .Sí que hubo gente que me inspiró, por ejemplo, una viajera que se enfrentó a un reto en bicicleta, y a raíz de ello hice mi primer viaje en bici en octubre de 2020. Y también un ex-compañero de trabajo, que también “soltó” y emprendió su viaje en bicicleta hasta China. Pensé, si él puede, yo también. En aquel entonces, China ni siquiera estaba en mi cabeza, y mucho menos que iba a acabar el viaje en Qingtian, en el condado de mis padres. Un viaje tan largo y que podría parecer peligroso para el común de los mortales es también complicado de digerir para la familia, y más aún para los padres.
¿Cuál fue la reacción de tus padres cuando les cuentas sobre tu Propósito? Os lo podéis imaginar… Mis padres tienen una mentalidad bastante más tradicional, y por ello al principio les costó un poco aceptarlo. Luego con el tiempo lo llevaron mejor. Y cuando tomé la decisión de terminar en Qingtian, yo creo que les hizo más ilusión! Pero además de convencer a sus padres de la intención de emprender este viaje, hay que estar en forma y estar muy capacitado para enfrentar lo que puedas encontrar en el camino. Su afición por los deportes ayudó a esta maña a emprender tal hazaña. Como nos cuenta: Pienso que es mejor partir de una buena base física, pero esto no lo es todo ni mucho menos. Con el tiempo te das cuenta de que el viaje se vuelve mucho más mental que físico. Porque al final, el cuerpo se va adaptando, pero el reto mental está en el día a día. Antes del viaje, solía salir a correr. Ya llevaba 3-4 años corriendo por lo menos 4 días a la semana. Participaba en carreras de 10 k, medias maratones, carreras de montaña, e hice mi primera maratón. Era muy activa físicamente. Pero sí que es verdad que ir en bicicleta tiene poco que ver con correr, y por ello antes del viaje, hice varias escapadas de un día en bicicleta, cada vez sumando peso en las alforjas. Y también hice un viaje corto para ir preparándome: de Zaragoza hasta el delta del Ebro y volver, fueron once días. ¿En algún momento dudaste de llevarlo a cabo? o ¿alguien te insinuó que no lo hicieras por el hecho de ser mujer?
Cuando planteé el viaje, era “de España hacia Asia en bicicleta”, y sin tiempos ni destino fijos. Así que al principio tampoco sentía mucha presión, pues lo había planteado bastante flexible, sin prisas. La verdad es que yo nunca me he planteado el poder o no poder hacer algo por el hecho de ser mujer… pero sí que es verdad, que cuantas más mujeres ves haciendo cosas que a tí te gustarían hacer pero las ves imposibles, más te ayuda, más te motiva, y más te acerca a que se haga posible.Durante el viaje, sí que te das cuenta que la perspectiva general, tanto de hombres como mujeres, es prácticamente la misma: “¿y no tienes miedo?” es la pregunta que más me hacen, en cualquier parte del mundo. Y es una pena, porque eso dice mucho de nuestra visión y de lo que pensamos por dentro. La gente tiene miedo. Y la realidad que yo he vivido está muy lejos de lo que la mayoría tiene en mente. Ya que la amplia mayoría de las personas que me he encontrado en este viaje, han sido super hospitalarias conmigo. Gente que no conocía de nada, me han invitado en innumerables ocasiones en sus casas, compartiendo su tiempo y su comida conmigo, haciéndome sentir como parte de su familia. Y me di cuenta de que al ser mujer, y viajar sola en bici, la gente te ayuda mucho más… supongo que te ven menos como una amenaza. Un trayecto desde España hasta China conlleva mucho tiempo de dedicación, concretamente 2 años, ¿qué es lo que más valoras de ese tiempo?
Lo que más destacaría, es toda la hospitalidad y generosidad que he recibido. Hay mucha gente buena ahí fuera. Pero la gente buena no hace mucho ruido. A raíz de tener todos estos encuentros con estas personas, me han cambiado la manera de ver o de tratar a otras personas, la manera de percibir el mundo. Aprendiendo a prejuzgar menos, a confiar más, a mirar el lado positivo. Espero que también haya influenciado de esta manera a todas aquellas y aquellos que seguían este viaje. A veces no nos arriesgamos a cumplir nuestros sueños por falta de medios para emprenderlos, ¿tú cómo has solventado este problema?
Con mis propios ahorros. También en muchos países, he recibido mucha hospitalidad, sobre todo en Turquía, donde estuve pedaleando cuatro meses y medio, y Uzbekistán (unos dos meses). He conocido a muchas familias en pueblecitos, que no conocía ni me conocían de nada, y aún así me invitaban a quedarme en sus casas y cenar y compartir momentos con ellos. Un trayecto como el que emprendió Sara que parte de Europa y llega a Asia indiscutiblemente cruza muchos países, ¿Cuántos has visitado y en cuál de esos países has tenido la mejor de las experiencias?
He pedaleado por 15 países, aunque China es gigante ¡y podría contar como muchos más! En general guardo muy buenos recuerdos de todos los países, o me han dado mucha hospitalidad, o me han dado algún aprendizaje, ¡todo cuenta! Aunque si que me gustaría destacar Turquía. Para mí era la transición entre Europa y Asía, recuerdo que mis últimos días en Alexandroupoli, la última ciudad en Grecia antes de cruzar la frontera, estaba bastante nerviosa. No sólo iba a ser la primera vez en este país, sino que además me lo iba a hacer totalmente “expuesta”, en bicicleta. Pero ese mismo día, el 13 de octubre de 2022, el que crucé la frontera, ocurrió algo muy especial. Algo que siguió ocurriendo prácticamente en el día a día en los cuatro meses y medio que estuve en Turquía. Tras recorrer unos 45 km, paré en el primer pueblo pasada la frontera. Pregunté a varias personas si sabían de un sitio en donde dormir, unas mujeres me indicaron un hotel, pero no quería aquello, sería “rendirme demasiado pronto”. Pregunté una vez más, a una señora que venía de hacer la compra. Mediante gestos y sonrisas entendí que un poco más allá estaba su casa y que podía ir con ella. Así que caminamos unos minutos y llegamos. Conocí a su madre, a su hijo, a uno de sus hermanos. Y hasta un periquito que tenían muy bien domesticado. Esa noche mientras cenábamos, me dí cuenta que mis miedos ya se habían disipado. Supongo que el trayecto no ha sido fácil, ¿has tenido aliados en el camino, alguna persona que puedas decir que «te salvó la vida»?
Yo siento que a lo largo del viaje todos me han tendido una mano. No puedo decir algo tan extremo como “salvarme la vida”, ya que no he tenido ese tipo de situación. Pero todas estas familias que he conocido por el camino han sido mi motivación para seguir con el viaje. Para seguir conociendo más, para romper mis propios prejuicios y el de los demás, para aprender a confiar, y para demostrar que hay gente muy buena por el mundo. Si no hubiera conocido a familias por el camino, si hubiera sido todo el rato yo sola, os aseguro que no hubiera terminado el viaje. De hecho, China, fue el país al que más me costó adaptarme en ese sentido, fue el único país (bueno, en Grecia me pasó un poco también) en el que en varias ocasiones perdí la motivación pedaleando. Me preguntaba, si todos los días voy a acabar en un hostal, ¿qué sentido tiene este viaje?. Ahí me costó mucho más encontrar familias, quizás la cultura sea distinta, o no confían en los extraños, o no se me percibe “diferente” como en todos los demás países (con lo cual puede que por lado haya menos curiosidad). O simplemente siguen con sus vidas… en vez de molestarse. Todo esto es sólo una observación mía, una percepción. En los 7 meses que he estado en China conocí a unas 4 o 5 familias, de las cuales guardo unos recuerdos muy muy especiales. Pero el resto de los días he estado por mi cuenta, durmiendo en hostales y sentía bastante soledad. Por ese motivo también, China me la recorrí tanto en bici como en tren. ¿Qué objetos o actividades te acompañan durante su travesía para no sentir esa soledad de la que hablas? "Mucha gente me pregunta que si escucho música por el camino, pero la verdad es que no. Tan solo algunos días puntuales en los que de verdad me apetecía mucho, o necesitaba un empujón. Intento estar tal y donde estoy, sin distracciones. Observar el paisaje, estar y escucharme a mí misma, y dar opción y estar abierta a cualquier encuentro y posible conversación. La mente a veces se te va. Pero no se te va muy lejos. Quizás pienso en cosas de ese mismo día, en algo que ha ocurrido recientemente, o pienso en el día siguiente. Pero mi ideal, es conseguir estar presente en cuerpo y mente ahí donde esté, sin estar pensado en otras cosas que no sea ese mismo presente". |
Los seres humanos nos diferenciamos por las costumbres, por las tradiciones, pero podríamos decir que compartimos muchas más cosas de las que nos diferencian. Después de tu experiencia, ¿crees que somos más iguales de lo que aparentamos?
Yo creo que sí… al final todos queremos ser felices, queremos querer y ser queridos, estar con nuestras familias, y eso lo he visto mucho en las familias del viaje. Lo que también he visto es que las familias más sencillas y humildes, saben apreciar y agradecer muchísimo más lo que tienen y a quien tienen. ¿Cuál fue la tradición más que más te ha llamado la atención de todos los países por los que has viajado?
Me gustaría compartir una de las más recientes que he podido vivir. Se trata de los funerales en zonas rurales de China. Me encontré con una familia super maja en un pueblo de Guizhou (en el centro-sur de China), y estaban en su segundo día de funeral, en total iba a durar cinco días. En China, el respeto hacia los ancestros es un valor muy fuerte, y se puede ver y entender a través de estos “eventos”, el cómo se despiden de alguien que ha fallecido. Pueden durar de 3 hasta 10 días. Son días intensos, en los que los familiares más cercanos y la gente del pueblo, trabajan día a día, todos juntos, en preparar la comida, cocinar y dar de comer y cenar a otros familiares y amigos, que vienen de otros lados para presentar sus respetos al difunto. También traen regalos (como fuegos pirotécnicos, flores, un sobre rojo, o regalos como un coche pequeño de cartón, para la vida futura del difunto). Los más cercanos visten con una bata blanca (al contrario que en occidente, que vestimos de negro). Y también contratan a unos señores todos estos días, que rezan y realizan cánticos junto con los familiares. Todo esto me llamó mucho la atención. Además las familias eran súper amables y cercanas conmigo. Así que al final me quedé las cuatro noches siguientes con ellos. Con eventos como estos, tan laboriosos y tan costosos, ves la importancia que tienen los ancestros en esta cultura. ¿Cómo y por dónde fue tu entrada a China? Fue después de atravesar el Pamir Highway de Kirguistán, la segunda quincena de marzo de 2024. ¡Lo más precioso que he visto! Crucé la frontera por “Irkeshtam” , entre Kirguistán y Xinjiang. ¿Cómo te sentiste al llegar al país de tus ancestros y en cierta forma a una parte culminante de tu viaje? Estaba bastante mentalizada de que ese momento del viaje iba a llegar, cruzar esa última frontera en el país donde nacieron mis padres. Así que para mí fue algo natural, dar un pasito más. En estos momentos tan indecisos que vivimos, el miedo nos paraliza y en ocasiones es un arma de doble filo, ¿En algún momento has sentido miedo o inseguridad?
Más que miedo o inseguridad, al principio sobre todo había mucha incertidumbre. Por ejemplo, yo cuando me despertaba, generalmente no sabía donde iba a dormir esa noche, ni hasta qué pueblo o qué ciudad iba a llegar con la bicicleta. Eso al principio me resultaba estresante. Pero conforme fueron pasando los meses, y sobre todo desde que empecé a quedarme en casas de familias, se fue disipando bastante. Tuve un par de ocasiones en las que me hicieron insinuaciones sexuales, pero en seguida se fueron tras amenazarles con que iba a llamar a la policía. Si tenemos en cuenta todos los encuentros que he tenido el viaje, que han sido súper positivos en su mayoría, esto se convierte en algo residual, por ello no le doy mayor importancia. Pero en esas situaciones, te das cuenta, que sólo por el hecho de ser mujer, tienes que estar más alerta. ¿Y las mujeres con las que te has encontrado en el camino?
En el camino no he encontrado a muchas personas que viajen como yo (siempre iba por carreteras más pequeñas e iba improvisando en el día a día). Aunque sé de algunas por las redes, que han viajado solas también hacia Asia, o por África! En el camino sí que he conocido o conversado con las mujeres en las familias que me acogían. Solían ser familias de pueblos pequeños, tradicionales, musulmanas, sobre todo en Turquía y Asia Central. Son países más patriarcales, y ahí me he encontrado con que la mayoría de las mujeres, tenían un rol muy definido, muy tradicional. Os cuento un pequeño ejemplo, esto fue en la zona sur de Turquía, cercana a la frontera con Siria. Había una familia que me invitó a tomar té con ellas, y varias de las niñas tenían 16 o 18 años. Conversábamos mediante el traductor. Ellas me decían que antes de los 18 años las chicas ya estaban casadas, y yo les dije que yo no lo estaba (tenía 30), y que en España era muy común que las mujeres se casaran con más de 30, o que a veces no se casaban. No sé si lo de la edad de casarse fue más shock para mí o para ellas. Pero ahí te das cuenta que el lugar donde naces y creces, y el entorno, quizás sean determinantes en tu vida. Para ellas esto era lo más normal. Aunque quizás no sepan como funciona la sociedad fuera de ese pueblito. Este tipo de intercambios te deja reflexionando, ¿y si yo hubiera nacido ahí? ¿y si yo hubiera nacido en el pueblo remoto de mis padres? Aparte de todo esto, ví que en estas familias era común que varias generaciones vivieran juntas, y también ves lazos estrechos entre la familia de la misma sangre. Sabemos que llegaste hasta Qingtian, cuna de tus abuelos, ¿qué piensan ellos de todo esto? ¿Sabían que ibas a verlos?
Mis padres decidieron contárselo más hacia el final, cuando estuviera cerca de llegar. Yo misma se lo comenté a los abuelos ya estando en China, pero no sé si se lo llegaron a creer o lo llegaron a entender.. jaja Una vez ya llegué a Qingtian en bicicleta, se pusieron muy contentos. También porque en general, al vivir en países alejados, no les veo con tanta recurrencia. Y también porque la noticia se difundió rápidamente y los vecinos y amigos empezaron a hablar de ello. Así que por lo menos, una vez allí, la reacción fue muy positiva. Imagino que tuvo que ser un shock para ellos, ¿Cómo ha cambiado la vida de tus abuelos con respecto a la tuya?
Mis abuelos paternos han vivido en el pueblo toda la vida (está en el mismo condado de Qingtian, pero a 15 km al sureste). A diferencia de mis abuelos maternos, ellos nunca han venido a España de visita. Una vez estuvieron muy cerca, tenían ya toda la documentación preparada, pero al final me abuelo se plantó y no quiso ir, así que mi abuela tampoco fue. Yo te diría que su vida, y su manera de vivir no ha cambiado mucho. Claro está que todos sus hijos (mi padre es el mayor de seis), están mucho mejor económicamente que si se hubieran quedado en el pueblo. Es decir, que a mis abuelos no les va a faltar de nada (al menos en lo material), pero ellos siguen viviendo humildemente, ahorrando al máximo, y sin desperdiciar un trozo de comida. El lado negativo, es que todos sus hijos y nietos están en la otra parte del mundo, en España. Y aunque estos últimos años siempre han tenido a algún hijo / nuera con ellos (ahora que se hacen mayores siempre intentan que alguno esté con ellos), no es lo mismo que si viviéramos todos en una distancia más cercana. Mis abuelos maternos llevan décadas viviendo en el condado, que está bastante desarrollado. Mi abuela falleció en enero de 2023, y mi abuelo tiene 95 años (¡y sigue bastante bien!). También tienen todos sus hijos fuera de China (mi madre es la única mujer y la menor), pero se van turnando para hacerle compañía. ¿Que eco ha tenido tu viaje en los medios chinos? ¿Y en los españoles?
El viaje está teniendo bastante eco en los medios chinos. El último día del viaje, el 25 de enero, se vino un canal de televisión local de Qingtian a grabar la última parte del recorrido. Y a raíz de ese reportaje me contactaron la prensa local de ahí y la regional (a nivel de Zhejiang). Como pequeña anécdota, en mis primeras semanas en China, allá en abril de 2024, unos de. los canales más grandes de TV a nivel nacional, mostró interés en hacer un reportaje y grabarme durante varios días en la bici. Pero lo rechacé pues quería seguir teniendo un “low profile”, seguir conociendo familias y conocerlas en su manera más auténtica, y además, estando en Xinjiang pasé por la peor fase de todo mi viaje (ahí empecé a preguntarme si el viaje en China tenía sentido). En cuanto a los medios españoles, en varias ocasiones han hablado del viaje en la prensa local de Aragón y también en medios nacionales (El Mundo, La Vanguardia). ¿Volverías a hacer un viaje similar? ¿A dónde?
Creo que no volvería a hacer un viaje tan largo de tantos años, ¡con uno me es suficiente! Sí que volveré a viajar en bicicleta, seguramente, aunque la opción de viajar caminando también me gusta mucho. Pero pasará un tiempo antes de que vuelva a viajar, creo que todavía ni he empezado a procesar este viaje… Haría viajes cortos de una o varias semanas. Empezaría por casa, por España, que tampoco la conozco mucho todavía. ¿Recomendarías este viaje a más mujeres?
Recomendaría hacer algún viaje lento tanto a mujeres, como a hombres, como a cualquier persona de cualquier edad. Para nada hace falta que hagan un viaje tan largo. Lo que sí que les diría, es que no se preocupen tanto por tenerlo todo muy planificado, o esperar a sentirse 100% preparados. Ya que donde más se aprende es en el camino. Que empiecen poco a poco, con la mente abierta, y que tengan la curiosidad de interactuar con las personas locales. Sara, tú que vives entre dos culturas, ¿qué opinas de la cultura española?, ¿crees que compartimos algo con la cultura china? Si bien he crecido bajo el paragüas de la cultura española y china, todavía me queda mucho por aprender de ambas, siento que me he quedado a mitad de camino de las dos. Pero sí que diría que en ambas culturas la familia es muy importante; aunque el afecto se muestra de manera diferente. Agradecemos tu tiempo y el que haya mujeres como tú en el mundo, capaces de lograr lo que se proponen. ¡Muchas gracias a vosotros! Espero que con esta historia, la gente pierda un poco sus miedos. |