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Budai 布袋: El Buda sonriente
Belén Dorado Marín de Espinosa
Arte y Cultura // Nº 7, Marzo, 2021
Cuando en occidente hablamos de culturas asiáticas, en ocasiones caemos en algunos errores, fruto de malas traducciones o de diversas interpretaciones. Fue así como actualmente en lengua española conocemos a China, nombre derivado de la palabra Qin, por favor, que los primeros misioneros que llegaron a China no dejaban de escuchar por doquier, y por la cual conocemos actualmente al gigante asiático, palabra que, de ninguna manera tiene algo que ver con la palabra Zhongguo 中国, que designa a China en la propia lengua del país.
Si esto ocurre en la lengua, en las artes también podemos ver ciertos ejemplos, y uno de esos casos es el que narro a continuación; la figura del Monje Budai 布袋和尚, confundido en muchas ocasiones con la figura de Buda Gautama. Este personaje, Budai 布袋, también conocido como Miluo Fo 彌勒佛 o el Buda sonriente en Occidente, fue un monje de la Dinastía Liang, que para algunos es la figura de Qici, 契此, un sacerdote que vagó durante la Dinastía Song, allá por los siglos IX y X de nuestra era. Este personaje carismático siempre carga a sus espaldas un saco, de ahí que se le conozca también con el nombre de -saco de tela-, y es uno de los “Siete Dioses de la Fortuna” en Japón, donde es considerado el Dios de la Felicidad, la abundancia, los adivinos y curiosamente, de los taberneros. Se cuenta que Budai 布袋 siempre estaba sonriendo, de ahí su relación con Maitreya, sucesor de Sakyamuni en la enseñanza del Dharma, y que cargaba un saco donde guardaba regalos para los niños que iban al monasterio. Pese a que no es la costumbre de los monjes, Budai 布袋 tiene una actitud feliz ante la vida. Debido a la homofonía de su nombre, a Budai 布袋 popularmente se le confunde con Buda Gautama, aunque nada tuvo que ver con él, ya que Buda Gautama era delgado, alto y siempre aparecía en la tradicional postura de flor de loto, totalmente contrario a la figura de Budai que comentamos, pero sí se le asoció a este Buda sonriente, Xiao Fu 笑佛, o Buda gordo, Pang Fu 胖佛 con el Buda Maitreya o Buda Histórico, y esto se debe en parte a que antes de morir pronunció este himno: 彌勒真彌勒,化身千百億,時時示時人,時人自不識 Maitreya, el verdadero Maitreya tiene miles de millones de encarnaciones. A veces se muestra a la gente de la época; otras veces no lo reconocen. Sabemos de Budai 布袋, por lo que se cuenta en el “Song Gaoseng Zhuan 宋高僧傳”, “Biografías de Eminentes monjes” compilados durante la Dinastía Song, que era un monje Zen al que se recuerda como calvo, con una túnica amplia que deja ver su gran barriga, y acompañado siempre de su saco, símbolo de abundancia y plenitud en el Budismo Zen. La figura de Budai 布袋 fue clave en la entrada del budismo en Japón, Zen, y posibilitó, debido a una similar apariencia con los dioses del sintoísmo, que la penetración del budismo en este país fuese un hecho. |
Las artes dieron eco a la propagación de la figura de Budai 布袋 que, con la expansión del budismo a Occidente, se fue confundiendo con la propia figura de Gautama Buda. Algo curioso es que cuando Budai 布袋 es representado como uno de los “Siete Dioses de la Fortuna" en Japón, su semblante es serio e incluso podríamos decir que algo deprimido, pero cuando está en compañía de los niños, el carácter de Budai 布袋 es de lo más carismático y juguetón, como si ésta fuese su naturaleza ideal.
En el libro que lleva por título “Behind the Great Wall: A Post-Jungian Approach to Kafkaesque Literature”, escrito por James Whitlark, el escritor se detiene en una parte del libro, titulada An Address to the Landscape, de la sección, The Fat Man, de una historia anterior, Description of a Struggle, by Kafka, para afirmar que la figura del hombre gordo es en realidad Budai. El relato versa: Desde la espesura de la orilla opuesta, cuatro hombres desnudos se adelantaron con vehemencia, en sus hombros una litera de madera. En esta litera estaba sentado, a la moda oriental, un hombre monstruosamente gordo. Aunque fue llevado a través de la espesura por un camino sin pisar, no empujó las ramas espinosas aparte, pero simplemente dejó que su cuerpo inmóvil empujara a través de ellos. Sus pliegues de grasa estaban tan cuidadosamente extendió que aunque cubrieron toda la basura e incluso colgaron de un lado como el dobladillo de una alfombra amarillenta, no lo estorbaron. Su cráneo sin pelo era pequeño y relucía de color amarillo. Su rostro tenía la expresión ingenua de un hombre que medita y no se esfuerza por ocultarlo.
Como podemos observar, la figura de Budai 布袋 estuvo presente en la cultural de Occidente desde mínimo los tiempos en que Kafka escribió estas líneas, y en ellas vemos la importancia que este personaje tuvo entre los pensadores de esa época. Aunque Budai 布袋 no es la personificación de Buda Gautama, conserva en su ser las bondades del Buda Maitreya, lo que lo convierte, en cierta forma en una figura que encarna las virtudes del budismo y que, debido o no a esta confusión, hizo que el budismo penetrase en muchas casas del mundo entero, quizás por su carisma, quizás por otros aspectos, pero lo que sí es cierto es que muchos no podrán negar que tienen o tuvieron un Budai 布袋 entre sus estantes. |