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Navegando las aguas de los dragones
Gus Scriffignano
Tecnología y Economía // Nº10, Diciembre, 2021
Hay quien dice que solo tenemos 2 certezas en la vida: los impuestos y la muerte. Yo diría que mas bien son 3 y le agreguemos el fracaso a eso. Claro, tus padres fallaron muchas veces mientras experimentaban en esa cosa que llamaban “la crianza” sin sonrojarse. Tus maestros de escuela, ni hablar. Y estoy seguro de que tú también has fallado. Somos un compendio de errores, desaciertos, mal tino y más. Y es hora de que aceptemos esa parte de nuestras vidas que es tan presente en todas sus aristas. La clave no es realmente sentirnos cómodos con la idea de fallar, sino ver qué nos espera del otro lado, una vez que luego de habernos caído nos sacudimos el polvo de encima y seguimos hacia adelante. Porque claro, el que no arriesga no pierde, el que no prueba no falla y el que no se equivoca no aprende. No pain no gain, como dicen por allá.
Abrazar, aceptar, las caídas y las fallas es una de las soft skills claves para un emprendedor. Y uno aún más importante cuando lo quieres hacer en China. ¿Crees que tener tu propia empresa es difícil? Intenta hacerlo en un país donde los obstáculos lingüísticos son la primera cosa que hay que resolver. Una cosa es el mandarín básico, de bolsillo, que uno aprende para los taxis, los bares, y demás neceseres de la vida diaria.
Ahora, para escribirlo, leerlo y entender qué formulario se llena y dónde hay que entregarlo, buen provecho. “Esto es chino básico” decíamos en mi barrio cuando algo era incomprensible. Ni Nostradamus se animó a tanto. Es exactamente así a la hora de navegar por primera vez las aguas de las microempresas chinas. Más allá de los obstáculos lingüísticos, omnipresentes, los costos pueden ser astronómicos o mínimos. La burocracia, abrumadora, aunque si uno tiene experiencia con los burócratas en algunos países latinos, la cosa ya toma un aire familiar. El concepto del fapiao ya es un desafío a la buena fe del emprendedor novato. En la China continental las empresas pagan impuestos para todo el año por adelantado, lo cual quiere decir que uno compra anticipadamente los fapiaos -recibos de venta con validez tributaria- al inicio del año para empezar a comerciar. Como si esto fuera poco la China es, ademas, un lugar en el que los locales no sólo son capaces y audaces en los negocios, sino gente con un real potencial para la genialidad. Rayando el 2030, un 37% de los científicos del mundo serán chinos. Lea de nuevo esta última frase y trate de que no se le caigan las medias. Mas allá de políticas de gobierno altamente agresivas y una visión a largo plazo apabullante, la realidad nos deja con un sabor decisivamente amargo: ser un emprendedor en la China no es como la pintan. Lejos de ser El Dorado, más bien es lo más parecido que hay en ésta dimensión a los Hunger Games. El Reino del Medio es, como si todo esto fuera poco, un lugar en el que todos los demás expatriados que te rodean tienen una mejor idea y recursos más eficientes y abundantes para completarla. Para el emprendedor empedernido, mejor acostumbrarse a la idea de que uno entra en la arena, pero no sabe cuánto va a durar. O para los que somos mas evolucionistas, es el ejemplo darwiniano perfecto: la supervivencia del más fuerte.
En mi primer viaje a China, ya mareado por la velocidad en la que crecían rascacielos, se asfaltaban calles y florecían negocios por todas partes recuerdo preguntarle a uno de mis grandes mentores, cerveza en mano una tarde de primavera. “Ando con curiosidad, no sé si tendría que empezar mi empresita, un emprendimiento o no.” Claro, el problema es que en ese entonces, el estar completamente desprovisto de una formación académica solida no me impedía ver que habían oportunidades de negocios por doquier, particularmente en Suzhou, la capital de la región del Jiangsu que había sido particularmente favorecida por una combinación de industria local pujante e incentivos estatales a una mayor cuota que la media nacional. Bill jugaba con ventaja, claro. A sus 70 y largos años de edad tenia el beneficio de la experiencia y una capacidad de objetividad envidiables. Inútil remarcar que Shaw tuvo siempre toda la razón, pero jamas tanta como cuando dijo que la juventud es un desperdicio en manos de los jóvenes. “Abrí la empresa tranquilo. Si te va bien, fantastic. Si te va mal, vas a haber aprendido todo lo que hay que aprender acerca de los negocios en China. Y de cualquier modo, es más barato que un MBA.” sentenció el buen Bill, con cara de sabio. Acertó en casi todo. |
El emprendimiento terminó siendo un desacierto descomunal desde todo punto de vista imaginable. Bajo rendimiento, canales de comunicación poco eficientes, falta de confianza entre los socios, despilfarro de los escasos fondos disponibles… en fin, todo. Una acumulación de desaciertos olímpica. Ya casi diez años después confieso que al MBA lo terminé haciendo y, aunque aún descollo en mi capacidad de meter la pata, esa primer experiencia en la China continental fue fundamental para los que luego serían mis modestos logros.
Nadie que haya intentado algo que valga la pena en su vida llegó hasta allí sin hacer de los fracasos, los tropiezos, las caídas, parte de un proceso. Michael Jordan. Lebrón. Mohammed Ali. Los Curie. Churchill. Richard Branson. Enzo Ferrari. Messi! Literalmente, cualquier persona de la que hayas oído hablar, independientemente de su procedencia, lo ha intentado y ha fracasado muchas más veces de las que ha tenido éxito. Simplemente porque son partes de la aventura que llamamos vida. Donde nada es simple, lineal o en blanco y negro. Depende de nosotros volver a levantarnos después de que la vida nos haya pateado y golpeado. Súbete al caballo e inténtalo de nuevo. Y esa es la lección principal que me ha enseñado la China. Aquí he fallado más veces de las que puedo recordar y aquí estoy. Estoy construyendo mi pequeña colección de éxitos y todo lo que significan es que he aprendido. Y, sobre todo, lo principal que he aprendido es no dejar de intentarlo nunca y creer que todo es posible. Si bien hay quien me aconsejaría un buen neurólogo, mi historia es igual a la de tantos en pequeños emprendedores que decidieron empezar, a pulmón, en Asia. Claro que no hay que tomarle el gusto al fracaso por sí mismo, a ver si rozamos el masoquismo. Mi historia es la historia de la imposibilidad y el fracaso incluso antes de llegar a China. Trabajos inconsecuentes en Argentina, miles de libras esterlinas perdidas en otro emprendimiento fallido en Inglaterra, y muchos, muchos más tropiezos. Pero también había aprendido. He aprendido a analizar. A negociar. A aplicar una mezcla de soft y hard skills en una situación de negocios. A oler oportunidades y desarrollarlas con la ayuda de un equipo. Porque somos más, y los debilidades de uno son las fortalezas de otro. Y lo que es más importante, he aprendido a cómo nunca rendirme y simplemente ir por lo que quería hacer. Estás en China o tienes pensado ir apenas se restablezca la posibilidad de viajar? Estás en una posición increíblemente afortunada, en buena hora. Estás en la economía más acelerada del mundo, y luego de haber aprendido el mandarín (Si, al contrario de lo que te digan es MUY necesario) dominarás al menos dos de los tres idiomas más hablados. Tendrás una educación que es, a todas luces, envidiable. Y fracasarás. Fracasarás muchas veces en tu aventura. Fracasarás con tus amigos.Tu primer trabajo probablemente será un desastre. Pero estarás increíblemente bien preparado para convertir esas experiencias en plataformas de aprendizaje, crecimiento y éxito. ¿Hay equipos de una capacidad indiscutible listos a apoyar a aquellas empresas con una visión de expansión en China. GBA Latam, por ejemplo, tiene una visión clara y una capacidad de penetración excelentes específicamente en lo relacionado a las relaciones bilaterales entre America Latina y Greater China. (https://gbalatamtradeinvestment.com/). El equipo de Crea Consulting, quien tengo el gusto de liderar, ofrece servicios de posicionamiento de marcas y empresas con acompañamiento a 360 grados, desde la inserción hasta la comercialización. (https://www.crea-consulting.net/) Si por el otro lado lo que buscas es un camino más à la DIY, el Sapori di Cina tiene una guía inmejorable para navegar las aguas de la emprenditoría en China. (https://www.saporedicina.com/english/how-to-start-a-company-in-china/)
A final de cuentas, y mas allá de la ayuda que decidas enlistar en tu proyecto, es esencial partir con una lista de objetivos claros pero flexibles. ¿Qué quieres ser en el mediano a largo plazo? Absolutamente puedes hacerlo. Siempre que estés preparado para fallar y romperte el lomo intentándolo, la meta está ahí. Solo recuerda cuando la cosa se ponga cuesta arriba que lo único que cuenta es seguir empujando y no bajar los brazos. |