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El Águila y el Dragón. Relaciones México y la República Popular China
Luis Antonio Mondragón
Historia y Sociedad // Nº1, Septiembre, 2019
Los pueblos de los países del campo socialista deben unirse; los pueblos de los países de Asia, África y América Latina deben unirse; los pueblos de todos los continentes deben unirse; todos los países amantes de la paz deben unirse. Mao Zedong Desde que el hombre se agrupó en las formas primitivas del Estado- Nación, siempre ha buscado extender la comunicación con otros grupos; ya hubiese sido por intercambio de bienes o por el deseo de expandir su dominio. Conforme el hombre evolucionó en sus formas de organización social, lo mismo aconteció con la forma de relacionarse; es así como a lo largo de la historia y con acontecimientos de carácter mundial se han forjado las relaciones exteriores. Justamente, este concepto es algo primordial para la vida de un estado y para el correcto desarrollo del sistema internacional, puesto que el mundo ha llegado a un punto en que es imposible que un país permanezca aislado debido a la globalización y al intercambio comercial. Adecuando la frase de Mao Zedong al actual contexto internacional, los países que desean la paz mundial y un mundo más justo deben unirse y entablar relaciones bilaterales. En efecto, México y la República Popular China (a partir de ahora RPC) son dos naciones que han batallado a lo largo de la historia por su soberanía y por su reconocimiento internacional y de igual manera, son de los pocos países que han levantado la voz en contra de las injusticias internacionales. Por esta razón, México y la RPC han logrado entablar relaciones de cooperación basándose en el entendimiento mutuo. Si bien las relaciones sino-mexicanas se encuentran en un momento positivo, la realidad es que no siempre fue así. Con el objetivo de conocer más a fondo las relaciones entre el águila y el dragón, en las siguientes páginas se detalla la relación entre ambos países, a partir de los siguientes ejes:1) Breve historia de las relaciones México-China; 2) Breve historia de las relaciones México-República Popular China; 3); Similitudes entre México y la República Popular China y 4) Diferencias entre México y la República Popular China. En términos genéricos, las relaciones México y la RPC han tenido una serie de altibajos; ya que no se continuó con la política de cooperación mutua con que inicialmente se entablaron las relaciones en la década de los 70. Empero la naturaleza de las relaciones sino-mexicanas, ambos países han construido una fuerte cooperación comercial, económica y cultural; el intercambio comercial ha crecido a partir de los 2000 y el número de becas escolares –tanto en México como en la RPC- ha aumentado considerablemente (López, 2019). Así mismo, estos países han constituido una regla no escrita de visitas oficiales por presidentes o importantes ministros. En el caso mexicano, desde Echeverría hasta Peña Nieto han visitado la tierra del dragón y en el caso de la RPC los presidentes Yang Shangkun, Jiang Zemin, Hu Jintao y Xi Jinping. A lo largo de estos 47 años de relaciones, México ha tenido a 10 personas como embajadores en la RPC: Eugenio Anguiano (embajador dos veces), Omar Martínez, Víctor Manzanilla, Fausto Zapata, Jorge E. Navarrete, Manuel Rodríguez, Luis Wybo, Cecilio Garza, Sergio Ley y Jorge E. Guajardo. Actualmente, José Luis Bernal funge como embajador de México en la RPC y su homólogo es Qiu Xiaoqi (recientemente galardonado con la Orden Mexicana del Águila Azteca). • Breve historia de las relaciones México-China A lo largo de estos dos países ricos en historia y cultura, es difícil encontrar un momento preciso en que inician relaciones México y China. Sin embargo, desde los tiempos de la Colonia, el comercio era continúo a través del Galeón de Manila (también conocido como la Nao de China) y había un fuerte intercambio de especias, té y seda por plata mexicana. Cabe mencionar que la plata mexicana tenía curso legal y fue utilizada como moneda de transacción en el territorio chino (Ley López, 2013). Las relaciones México y la China Qing se formalizan en 1897 con la firma del Tratado de Comercio y Navegación en tiempos de Porfirio Díaz y de la Emperatriz Cixi; dichos tratado trajo migraciones chinas al país azteca. Con la entrada del siglo XX, ambos países inauguran las primeras revoluciones de las muchas que marcarían dicho siglo; la Revolución Maderista de 1910 y la Revolución Republicana de Sun Yatsen en 1911. Ambos movimientos revolucionarios buscaron transformar los países de Díaz y de los Qing con reformas económicas, políticas y sociales; no obstante, las relaciones México-China no se fortalecieron. A decir verdad, hubo un deterioro de las relaciones, puesto que en las dos primeras décadas del siglo XX el precio de la plata y el comercio mundial se desplomaron debido al contexto internacional de la Gran Guerra y a la inestabilidad política dentro de estos dos países. Sumando al empobrecimiento del comercio sino-mexicano, las relaciones se deterioraron aún más cuando hubo una expulsión masiva de chinos debido a la fuerte presión de la Liga Nacional Antichina y el Comité Pro Raza hacia el gobierno mexicano durante el Maximato (Meyer, 2010). A pesar del deterioro de las relaciones, México no dejó de velar por el respeto a China; es así como en 1931 Isidro Fabela –como representante de México ante la Liga de las Naciones- se pronunció en contra de la invasión japonesa a Manchuria; siendo de los pocos países que reprobó este acontecimiento. Conforme el Imperialismo Japonés se debilitaba y los Comunistas dirigidos por Mao Zedong ganaban territorio, México se mantuvo fiel a la República de China de Chiang Kaisheck; por lo que movió su embajada a Chongqing. A partir de la victoria de Mao Zedong en 1949, México reconocería a la República de China (Taiwán) como la verdadera China; pero esto cambia a partir de 1972. Breve historia de las relaciones México-República Popular China Mientras que el 1ro de octubre de 1949 en la Plaza Tiananmén, Mao Zedong proclamaba la República Popular de China, el mundo brindaba su apoyo a la República de China exiliada en Taiwán; dicho acto llevo a la RPC a un asilamiento completo (cabe mencionar que la URSS y la RPC rompen relaciones en 1960). A la par, México se destacaba a nivel mundial debido al crecimiento económico y la estabilidad política del país; a lo anterior se le conoce como el Milagro Mexicano. Durante los sexenios que implicaron los años de 1949-1970 (Alemán Valdés, Ruiz Cortines, López Mateos y Díaz Ordaz) no hubo reconocimiento de la RPC y México siguió la política de Estados Unidos de reconquistar China continental. No obstante hubo un incipiente comercio extraoficial con la RPC de alimentos y materias primas superavitario para México. Sin embargo, con la llegada de Luis Echeverría a la presidencia de la república el panorama México- China cambia por completo. En palabras de González García (2011) hay cuatro etapas clave. 1. 1972-1978. A pesar de que había un incipiente comercio extraoficial México-RPC, formalmente las relaciones diplomáticas comienzan el 14 de febrero de 1972 (actualmente 47 años de relaciones); de esta manera, México se convirtió en el cuarto país latinoamericano en establecer relaciones con la RPC (después de Cuba, Chile y Perú). Para 1973, el presidente Luis Echeverría realizó la primera visita a la RPC del 19 al 24 de abril; dicho acontecimiento fue fructífera debido a que se entrevistó con el presidente Mao Zedong y el primer ministro Zhou Enlai. A partir de esa visita se comenzó a aplicar la regla no escrita de visitas de mandatarios mexicanos a la RPC. A la vez, la RPC envió a diplomáticos chinos a formarse en el español en México, además de que el país azteca fungió como un observatorio de Estados Unidos y de la región y el PCC tuvo interés en el funcionamiento del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Finalmente, gracias a México la RPC tuvo el reconocimiento por 11 países de Latinoamérica y recuperó su lugar como miembro permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU en 1972. 2. 1978-1990. A lo largo de estos años, ambos países vivieron una serie de reformas económicas y sociopolíticas; mientras que México dejó de lado los modelos estatistas para abrirse al liberalismo económico. La RPC comenzó con el Socialismo con Características Chinas, un modelo económico de liberal pero con principios Marxistas-Maoístas. El intercambio comercial siguió siendo muy bajo entre ambos países y continuó basándose en materias primas y agrícolas. Sin embargo, para 1989, y por primera vez en la historia de las relaciones sino-mexicanas, el superávit comercial favoreció a la RPC. A partir de este momento las relaciones comienzan a deteriorarse, ya que en un futuro ambas naciones lucharan por ser potencias exportadoras; claro está que con dos modelos diferentes de producción. 3. 1990-2000. Esta tercera etapa ha sido la más alejada y tensa entre el país azteca y la tierra del dragón, debido a que en estos años ambos países vivieron una guerra comercial no declarada por liderar el mercado de las exportaciones y de la mano de obra. Las fricciones se debieron a la diferencia en los sistemas de producción (México neoliberal y la RPC keynesiana), costo de la mano de obra (en la RPC de tres a siete veces más barata que en México), liderazgo en exportaciones textiles, de calzado, de plásticos y juguetes y la inversión del superávit en la balanza comercial a favor de la RPC. En cuanto a México, la economía neoliberal lo acercó a la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) alejándolo de la región Asia-Pacífico. La firma del TLCAN fue interpretado como una redirección de las prioridades en la política exterior mexicana, por lo que la RPC buscó su crecimiento sin la ayuda de México. Si de por sí las relaciones exteriores de México se enfocaron al Norte, la crisis económica de 1994 provocó que la economía dependiera aún más de Estados Unidos. Finalmente, dos eventos fueron los que fracturaron las relaciones sino-mexicanas; el primero fue la aplicación de cuotas compensatorias a los productos chinos de importación y el segundo fue el constate rechazo de incluir a la RPC en la Organización Mundial del Comercio (OMC). En efecto, México fue el último país en otorgar carta de postulación de la RPC para dicha organización en el 2001. 4. 2001-2011. A lo largo de estos años, hubo una reconciliación en las relaciones con la transición democrática de México; sin embargo, la RPC desplazó a México como socio comercial de Estados Unidos y el comercio sino-mexicano quedó en tercer lugar después de Brasil y Chile en Latinoamérica. Así mismo, el déficit comercial era demasiado grande ($215, 000 USD hasta el 2011). Con la llegada de Vicente Fox, en 2003 establece la Asociación Estratégica y posteriormente se crea el 14 de agosto de 2004 la Comisión Permanente Binacional; acuerdo de alto nivel que promueve la cooperación sino-mexicana en todos los ámbitos. Para febrero de 2006, se firma un acuerdo que da origen al Instituto Confucio para fomentar el entendimiento mutuo. Finalmente en 2011 y en la administración de Felipe Calderón, se instauran dos nuevos instrumentos de alto nivel; el primero es el Acuerdo para la Protección y Promoción Recíproca de las Inversiones (APPRI) de 2008 y el segundo es el Grupo de Alto Nivel (GAN) en 2011. Por último, las relaciones México y la RPC en el sexenio de Peña Nieto empezaron de la mejor manera. En 2013 el recién elegido presidente Xi Jinping realizó una visita oficial a México, en la cual ambos mandatarios externaron su deseo de elevar las relaciones bilaterales a Asociación Estratégica Integral. No obstante, las relaciones se volvieron a tensar cuando dos mega proyectos fueron cancelados debidos a irregularidades en procesos de licitación y daños al medio ambiente; el tren de alta velocidad México-Querétaro y el Dragon Mart Cancún. A pesar de que la RPC perdió la confianza para invertir en México, la Reforma Energética impulsada por Peña Nieto generó una nueva esperanza de inversión a través de un acuerdo entre PEMEX y las petroleras chinas CNOOC y Sinopec (Ramírez Meda & Rochin Aguilar , 2017). Para finalizar, no se pueden evaluar las relaciones México-RPC en estos pocos meses del sexenio de López Obrador; pero de cancelarse los acuerdos entre PEMEX y las petroleras chinas debido a la anulación de la Reforma Energética, las probabilidades de inversión de la RPC en México serán menores.
Similitudes entre México y la República Popular China En esta sección, se analizarán las similitudes entre México y la RPC para conocer los factores que han propiciado su relación bilateral, y que son puntos esenciales para la mejora de las mismas. En primer lugar están los factores socioculturales; tanto México como la RPC tienen composiciones pluriculturales sustentadas originalmente en sus pueblos y etnias. Por su parte, México cuenta con 68 pueblos indígenas y pese a no tener una lengua oficial, se hablan 364 variantes de las 68 lenguas indígenas del país provenientes de 11 familias lingüísticas (Lenguas Indígenas en México, 2018).Mientras que en la RPC, existen 55 etnias –siendo la Han la predominante- y se hablan 72 lenguas además del mandarín. Justamente, haciendo una comparación entre el segundo idioma más hablado de México y el primero más hablado en la RPC, se encuentra que el náhuatl y el mandarín comparten un sistema de escritura basado en ideogramas. |
A pesar de la distancia, México y la RPC comparten patrones históricos similares. En primer lugar, ambos países sufrieron de la opresión y abusos de las Potencias Occidentales; México con el intervencionismo norteamericano y la guerra con Estados Unidos en 1846 y las dos intervenciones francesas (1838 y 1862) y la RPC con las dos Guerras del Opio (1839 y 1856) y la invasión japonesa a Manchuria en 1839. En segundo lugar, el siglo de las revoluciones fue inaugurado por ambos países con la Revolución Maderista en 1910 y la Revolución Republicana de Sun Yatsen en 1911; por lo que los pueblos mexicano y chino fueron los primeros en levantarse en contra de la opresión y dando ejemplo al resto del mundo. En tercer lugar, el estado mexicano y el estado chino modernos son producto de sus respectivas revoluciones; en 1910 para México y para China en1949 con la proclamación de la República Popular. En cuarto y último lugar, ambas naciones han luchado por el reconocimiento de sus nuevos gobiernos; México desde 1821 hasta 1928 (Acuerdos de Bucareli) y la RPC desde 1949 hasta 1972 (cuando la RPC se abre al exterior gracias al reconocimiento de Estados Unidos).
Curiosamente, tanto México como la RPC compartieron la misma clasificación de Giovanni Sartori; sistema No Competitivo de Partido Hegemónico y con un Multipartidismo (desde 1949 hasta 1997, cuando el PRI pierde mayoría en el Congreso). No resulta extraño que el Partido Comunista Chino (PCC) haya tenido interés en conocer la estructura del PRI al igual que el manejo del país; puesto que es de admirar cómo México sostuvo 71 años de priísmo sin levantamientos armados o una oposición que le quitara el poder. De igual manera, ambos países compartieron gobiernos de corte nacionalista, México desde 1917 hasta 1976 y la RPC dese 1949 hasta la actualidad. Por último, la historia política se ha manchado en ambos países debido a movimientos sociales que fueron reprimidos violentamente; en México fue el 2 de octubre de 1968 con las protestas en Tlatelolco y en la RPC el 4 de junio de 1989 con las protestas en Tiananmén. México y la RPC comparten una serie de principios que determinan la política exterior de ambos países. Para México es la Doctrina Carranza y la Doctrina Estrada mientras que para la RPC son los Cinco Principios de Coexistencia Pacífica de Mao Zedong. Es así como ambas naciones velan por el respeto internacional, no expandieron sus respectivas revoluciones al exterior (caso contrario de la URSS), defienden en todo momento la soberanía y entablan un diálogo Sur-Sur y a favor de la cooperación del Tercer Mundo. Actualmente, estas directrices siguen vigentes en estos países; para México con la postura ante la crisis en Venezuela y la RPC con el veto en el Consejo de Seguridad para la intervención en Siria. De los principios que guían la política exterior de ambos países: Doctrina Carranza: 1.Igualdad soberana de los Estados 2.No intervención en los asuntos internos de los países 3.Igualdad de extranjeros y nacionales frente a la ley 4.Diplomacia para promover los intereses generales de la civilización Cinco puntos de Coexistencia Pacifica de Mao Zedong: 1.Respeto mutuo a la integridad territorial y a la soberanía 2.No agresión 3.No intervención en los asuntos internos 4.Igualdad y beneficios mutuos 5.Coexistencia pacífica Diferencias entre México y la República Popular China Como último punto, se tocarán las diferencias entre México y la RPC, mismas que han impedido que las relaciones bilaterales mejoren y siguen causando fricciones actualmente; por ende, es importante que ambos países trabajen en ellas para una mejora mutua. Como se mencionaba en las secciones anteriores, ambas naciones surgieron de revoluciones que buscaban la reivindicación política y socioeconómica. Sin embargo, con el paso de los años, México y la RPC moldearon sus sistemas políticos adecuándolos al contexto internacional. Para México fue más importante dejar de lado las prácticas Cardenistas –reparto agrario, programas sociales y Estado tutor de la economía- para abrirse paso al Neoliberalismo de Estados Unidos y de Reino Unido a partir de 1982. Debido a este acercamiento al Norte, este país comenzó a alejarse de sus principios revolucionarios para tomar una postura más cercana a su vecino norteamericano. Dicho alejamiento causó un acuerdo económico (TLCAN), pero a la vez dejó a México sumamente dependiente de Estados Unidos y con una pérdida de soberanía y de importancia internacional. En cuanto a la RPC se refiere, en la misma década (de 1980) el nuevo líder Deng Xiaoping llevó a cabo las Cuatro Modernizaciones (industria, agricultura, ciencia y tecnología y defensa nacional) para abrir al país a la inversión extranjera y al comercio internacional; acción que provocó un crecimiento exponencial de la economía china y le permitió ganar poder a nivel internacional. Si bien estas políticas de modernización iban en contra del Marxismo-Maoísmo, Deng Xiaoping las supo adaptar a dicho pensamiento dando origen al Socialismo con Características Chinas. Comparando ambos casos, México se alejó de sus bases orgánicas y perdió claridad en su proyecto de nación, mientras que la RPC se reorganizó de acuerdo al contexto internacional pero sin dejar de lado sus principios socialistas. Empeorando el caso mexicano, la alternancia democrática (71 años PRI, 12 años PAN, 6 años PRI y ahora MORENA) ha ocasionado que el proyecto de nación se pierda aún más debido a las ideologías de los partidos; mientras que en la RPC la continuidad ha permitido el desarrollo socioeconómico debido a la estabilidad política. Si bien las relaciones sino-mexicanas comenzaron con el propósito de la cooperación mutua, dicha intención fue muriendo conforme México priorizó una política exterior con Estados Unidos y la RPC ganó poder económico y político a nivel internacional. México no fue capaz de ver las oportunidades de negocios que tenía al haber sido el primer país de Latinoamérica en reconocer a la RPC y solamente se centró en su desarrollo económico individual para posteriormente enfocarse exclusivamente al comercio con Norteamérica. Por su parte, la RPC se mantuvo fiel al principio de igualdad y beneficio mutuo, por lo que le permitió entablar relaciones comerciales con la mayor parte del mundo. La competencia llegó a su máximo punto en los últimos años del siglo XX, ya que la RPC desplazó a México como socio comercial de Estados Unidos y hubo un superávit en el comercio a favor del país oriental (González García , 2011). Hoy en día, las posiciones se han invertido; la RPC domina los mercados comerciales y México es sólo un actor secundario en la economía y política internacionales. Pese a la reconciliación en el 2000 y con los acuerdos del 2013, México sigue menospreciando las oportunidades socioeconómicas que la RPC le puede brindar y sigue obstinado en mantener relaciones económicas quasi exclusivas con Estados Unidos. Por el contrario, la RPC maneja sus relaciones exteriores y comerciales a manera de cooperación internacional basadas en el cuarto de los Cinco Puntos de Coexistencia Pacífica; es por esto que la RPC ha invertido para el desarrollo de África y los países de Asia Central con el Cinturón y la Ruta de la Seda. Sin duda esta diferencia es la que más provoca fricciones en las relaciones sino-mexicanas; ya que causa desconfianza y malestares en los ámbitos público y privado. Ambos países heredaron de sus antiguos regímenes instituciones sumamente corruptas y un gran atraso social; México desde la Colonia y la RPC de la Dinastía Qing y del Kuomintang. Sin embargo, la RPC ha tenido mejores resultados en la disminución de la corrupción que México. De los 180 países evaluados en el Corruption Perceptions Index 2018 (entre más alta la posición mayor corrupción), la RPC ocupó el puesto 87 y México el 138 (Transparency International, 2018). Estas diferencias institucionales causaron la cancelación de la licitación del tren de alta velocidad México-Querétaro y el Dragon Mart Cancún durante el sexenio de Peña Nieto. Esta última gran diferencia es la que marca la falta de cooperación y un estancamiento en las relaciones sino-mexicanas; ya que la visión internacional de estos dos países difiere por completo. Mientras México se ha centrado por defender a capa y espada el TLCAN (ahora AEUMC) y a partir del cambio de gobierno a llevar una política estatista, la RPC se ha centrado en expandir sus relaciones exteriores a través de la cooperación para la paz y el desarrollo socioeconómico mundial; esto se ha notado con la creación del BRICS (Brasil, Rusia, China, India y Sudáfrica) y su posición de negar la intervención en Siria y en Venezuela. En simples palabras, la prioridad de México es generar un crecimiento al interior y para la RPC es generar más crecimiento a través de la globalización. A lo largo de estos 47 años de relación México-RPC se han dado momentos de cercanía y momentos de tensión que han causado un alejamiento; en términos más coloquiales, las relaciones sino-mexicanas son de amor-odio. En resumen, la historia binacional ha probado que desde tiempos antiguos México y China han sido importantes para su desarrollo mutuo. De igual manera, hay semejanzas que estos dos países comparten estando en continentes diferentes y habiéndose forjado en momentos distintos; no obstante, hay diferencias que no han permitido que las relaciones se desarrollen plenamente, por lo que se debe de trabajar en ellas con la finalidad de mejorarlas. Así mismo, la presencia de objetivos claros y definidos ha permitido que la RPC se convierta en el líder económico y político; lamentablemente, México ha perdido dichos objetivos, por lo que es imperante que México replantee su política interior y exterior para mejor la situación del país y la de sus relaciones exteriores, sobre todo con la RPC.
En conclusión, México y la RPC comparten más semejanzas que diferencias, por lo que la construcción y la mejora de las relaciones sino- mexicanas no deberían representar un gran reto para ambos países. No obstante, el estancamiento de las relaciones se debe principalmente a la falta de voluntad de ambos países por mejorar la comunicación y enmendar los errores del pasado; puesto que ambas naciones comparten los mismos objetivos en política exterior, cooperación internacional y paz mundial. Lamentablemente, México y la RPC han subestimado su potencial como socios comerciales y aliados estratégicos e ignoran su excelente posición geográfica que conecta al mundo Occidental con el Oriental, además que ambos países son un puente con sus respectivas regiones; México representa la entrada el mercado hispano y latinoamericano mientras que la RPC es el acceso a Asia-Pacífico. Desde mi perspectiva, México no ha sabido aprovechar el potencial que tiene como país para entablar relaciones exteriores con cualquier nación. En el caso específico de la RPC, el país azteca está desperdiciando un momento histórico para recuperar y mejorar las relaciones con la tierra del dragón; puesto que Estados Unidos ha puesto restricciones comerciales –tanto para México como para la RPC- además de que está perdiendo su papel como hegemón mundial, con el cambio político en Brasil, parece ser que el país sudamericano cerrará su economía y la Unión Europea tiene prioridades por defender la integración europea que expandir el comercio. Por ende, México y la RPC pueden convertirse en socios y aliados estratégicos debido a esta coyuntura internacional; desde 2013 Xi Jingping dejó en claro la intención de acercarse nuestro país y la RPC está preparada para intensificar las relaciones, la pregunta es ¿México lo está?. |