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China en el escenario internacional:
Evolución histórica y desafíos actuales en su política exterior bajo Xi Jinping
Por Sandra Ramos Martínez
Publicado en enero de 2024
Historia y Sociedad // Nº 18, junio, 2024
INTRODUCCIÓN
La política exterior de la República Popular China es uno de los pilares fundamentales para comprender cómo China actúa y se relaciona con el resto de los países. Su política exterior es mucho más compleja de lo que acostumbramos, pues abarca desde su propia concepción filosófica hasta el desarrollo de las propias teorías de las relaciones internacionales chinas. En primer lugar, debemos comprender que, el que actualmente conocemos como ‘’gigante chino’’, no siempre se ha denominado como tal, pues, según su contexto histórico, su ascenso como superpotencia es reciente. EL SIGLO DE LA HUMILLACIÓN COMO CLAVE DE LA POLÍTICA EXTERIOR CHINA
China, a pesar de albergar una historia milenaria y numerosas dinastías, con gran poder y relevancia, ha tenido que hacer frente a numerosas hostilidades, no solo con sus países vecinos y entre ellos mismos, si no con potencias occidentales que han supuesto un punto de inflexión a la hora de abrir fronteras al mundo exterior. Estamos hablando del Siglo de la Humillación, comprendido entre los años 1839 y 1949 y que supone una etapa oscura en la historia de China. Se trató de un período donde China tuvo que enfrentar asedios, expropiaciones de territorio e intervencionismo de potencias imperialistas tanto occidentales (Reino Unido) como asiáticas (Rusia y Japón) (1). Esta fase es clave para comprender cómo China ha resurgido y se ha consolidado en el sistema internacional y es un grave fallo de cálculo geopolítico no tener en cuenta la importancia que ‘El Siglo de la Humillación’ tiene en la narrativa socio-política china. China fue sometida a tratados desiguales (Tratado de Nanjing de 1842) a causa de las dos Guerras del Opio; expropiaciones (Hong Kong) y asedios como el que sufrieron con las dos guerras sino- japonesas (1937 y 1945) (2). Su aislamiento con respecto al mundo siempre ha sido propiciado por la concepción propia de ‘’Nación del Centro’’, en chino tradicional, 中國, en pinyin, ‘Zhōngguó’ (3). En China, se consideran como el centro del mundo y todo aquello que se encuentra fuera de sus fronteras es concebido como ‘’barbarie’’. Aunque en la actualidad, con la estrategia globalizadora de China este concepto apenas se aprecia, estuvo muy presente en la época dinástica, donde China se protegía a sí misma de lo externo, que resultaba incomprensible y amenazante para su supervivencia (4).
Esta concepción se mantuvo arraigada en la política doméstica de China hasta la conformación de la República Popular China con el nuevo líder Mao Tse Tung (Mao Zedong, en español) en el año 1949. Sin embargo, a pesar de la existencia de pruebas que avalan la apertura de relaciones exteriores de China con países extranjeros, como el Galeón de Manila con España o la Ruta de la Seda (diseñadas como meras relaciones comerciales), la apertura definitiva de China al mundo se dio con la llegada del reformismo y aperturismo del líder Deng Xiaoping. CAMBIO DE RUMBO CON DENG XIAOPING: POLÍTICA DE PUERTAS ABIERTAS
Durante la década de 1980, Deng Xiaoping desarrolló lo que se conoce como ‘’Política de Puertas Abiertas’’ que estaba destinada a impulsar el potencial de China y convertirlo en un actor internacional relevante (5). En este momento, se intensificó la capacidad diplomática de China y se escogió el poder económico como herramienta de Soft Power (6) para impulsar el desarrollo del país. Se abrieron las puertas a inversiones y desarrollo en China por parte de empresas extranjeras, se impulsaron las universidades y muchos estudiantes chinos fueron enviados al extranjero para regresar con conocimientos adquiridos del extranjero. En cuanto a la política exterior, China optó por incorporar sus propias teorías de las relaciones internacionales en su estrategia, valiéndose de los valores del confucianismo, el taoísmo y el pragmatismo realista que fundamentan su estrategia exterior. Un ejemplo de ello son sus planificaciones ideadas a largo plazo, con el objetivo de beneficiar a las generaciones actuales y futuras (7). En su narrativa actual, persiguen el desarrollo colectivo trabajando con los valores de la perseverancia y de las nociones filosóficas, que se dejan entrever en el aspecto político. Un elemento catalizador de estas políticas es el fuerte patriotismo existente en la ciudadanía. El legado de Deng Xiaoping, que actuó demostrando un perfil bajo a nivel internacional, jerarquizado y actuando desde la idea de ‘inacción taoísta’, todavía se puede apreciar en la actualidad observando el comportamiento del actual líder Xi Jinping. Si bien la jerarquización se mantiene presente y es uno de los pilares del funcionamiento del Partido Comunista de China (PCCh), Xi ha decidido tomar un rol más proactivo en política internacional. Sus condiciones políticas y económicas le avalan, pues China ya destaca como superpotencia asiática.
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XI JINPING: UN PASO MÁS ALLÁ
Xi Jinping se ha convertido en uno de los líderes más importantes dentro de la política exterior internacional, pues actualmente muchas controversias internacionales dependen de su estrategia política. Desde la celebración del XX Congreso del Partido Comunista de China en octubre de 2022, pasando por la ‘Política de Covid-Cero’ y en adelante, se ha observado como Xi ha mantenido un compromiso férreo con el PCCh y un comportamiento altamente jerárquico, planificado y largoplacista, en busca de sus objetivos nacionales. Xi Jinping ha ido más allá consagrándose como la figura central del Partido Comunista de China y del destino de su país. Su actual estrategia se basa en lograr un crecimiento nacional, teniendo en cuenta los recelos que causa en Estados Unidos, justificando la necesidad de un orden internacional estable para poder ejecutar sus planes comerciales como la Nueva Ruta de la Seda. En efecto, Xi conoce a la perfección que, donde existe un mundo en guerra, no hay posibilidad alguna de entendimiento ni cooperación económica. Sin embargo, China no va a tener fácil poder destronar a la actual superpotencia global, que es Estados Unidos. El país que se ganó la ‘’Pax Americana’’ a comienzos del siglo XXI ya no goza de la misma estabilidad internacional que antaño y China cada vez le está quitando más terreno, sobre todo, a nivel de desarrollo económico y tecnológico. Por ello, esta inclinación de la balanza de poder global en favor de un orden internacional multilateral donde China y los BRICS cada vez adoptan un rol más influyente causa pavor en la configuración del sistema internacional actual, dominado por las potencias occidentales y los Estados Unidos. China utiliza esta desconfianza a su favor para estrechar aún más las relaciones con aquellos países que causan ‘desconfianza’ en Occidente. Rusia es uno de ellos, por ello, se puede comprobar cómo China le ha prestado asistencia y ha aprovisionado logísticamente todo aquello que Rusia echaba en falta por las sanciones occidentales impuestas por su agresión a Ucrania. China, en 2024, continúa absteniéndose de condenar a Rusia por el ataque a Ucrania en 2022 (9), pues condenar oficialmente la acción bélica de su mayor aliado supone un suicidio político para el país, que contradice sus propios principios pragmáticos presentes en su estrategia de política exterior.
Si bien China no ha condenado la agresión de su aliado ruso, sí se ha prestado a ejercer un rol como mediador entre Putin y Zelenski, por el momento, sin mucho éxito, puesto que dicho conflicto se ha enquistado, tanto en la parte rusa como ucraniana. Algunos expertos en geopolítica consideran que China puede tener la llave de la solución al conflicto, puesto que es la única potencia actualmente capaz de entenderse con su homólogo ruso y que, efectivamente, consiguió solventar una acuciante crisis diplomática entre Irán y Arabia Saudí el pasado 2023. Sin embargo, todavía está por ver cuáles serán las capacidades de China como mediadora entre un conflicto donde existen tantas partes involucradas, dos de ellas ‘’rivales’’ para los propios intereses de China, como Estados Unidos por su alta competitividad y la Unión Europea, que ha tenido la ingeniosa idea de catalogar a China como un ‘’rival sistémico’’.
Además, la cuestión de Taiwán es otra gran controversia que, a pesar de tener largos años de trayectoria, actualmente continúa muy presente en la política exterior del gigante chino. Si bien las tensiones entre Taiwán (conocida como República de China) y la República Popular China se avivaron con la visita de Nancy Pelosi a la isla en agosto de 2022, las recientes elecciones presidenciales en Taiwán en enero de 2023 han suscitado una profunda polémica, pues, la victoria del líder democrático Lai Ching-te (también conocido como William Lai), calificado como un ‘’peligro’’, por China, supone una reafirmación del independentismo de Taiwán con respecto a los planes reunificadores del gigante asiático. Taiwán es un tema altamente sensible dentro de la política doméstica y exterior china, pues China se niega a establecer relaciones diplomáticas con aquellos países que reconozcan oficialmente a Taiwán. La reunificación de China con Taiwán es un eje muy importante en los planes de política exterior y doméstica de Xi Jinping a largo plazo, pues para la República Popular China, Taiwán es parte de China y esta reunificación, de algún modo u otro, se completará a medio-largo plazo. Aunque se trata de una problemática muy presente en la actualidad, sus antecedentes históricos son tan complejos que se necesita profundizar, quizás, en otra publicación.
Notas:
(1) Sierra, A. (2023, 25 mayo). Usos y discursos políticos de la humillación nacional en China. Descifrando la Guerra. https://www.descifrandolaguerra.es/usos-y-discursos-politicos-de-la-humillacion-nacional-en-china/ (2) Cardoza, J. A. (2021). China antes de su ascenso: El esplendor del imperio y el Siglo de la Humillación, 1680-1945. Internacia: Revista de relaciones internacionales, (2), 35-78. (3) Pinyin es el sistema de transcripción fonética de la escritura china al alfabeto latino utilizado comúnmente. (4) Franke, H., & Trauzettel, R. (1973). El imperio chino (Vol. 19). Siglo XXI de España Editores. (5) RODRÍGUEZ, MARÍA TERESA. “REFORMAS ECONÓMICAS EN CHINA.: DE UNA ECONOMÍA SOCIALISTA A UNA ECONOMÍA DE MERCADO.” China: Perspectivas Sobre Su Cultura e Historia. Tomo 2, edited by Romer Cornejo, 1st ed., El Colegio de Mexico, 2006, pp. 352–72. JSTOR, https://doi.org/10.2307/j.ctv3f8q6t.15. Accessed 16 Jan. 2024. (6) Se conoce Soft Power, en términos geopolíticos, como la capacidad de un estado de ejercer influencia sin recurrir al uso de la fuerza o las capacidades militares. (7) Bravo C., L. M. (2001). La Inserción Internacional de la República Popular China: Una Visión desde las Relaciones Internacionales. Estudios Internacionales, 34(133), 48–70. http://www.jstor.org/stable/41391658 (8) Giusto, P., Girado, G., Malena, J., Ng, G., Radulovich, N., & Sevares, J. (2021). Cambios y continuidades en la política exterior de Xi Jinping. In E. F. Taboada & S. E. Mantilla (Eds.), LA PROYECCIÓN INTERNACIONAL DE CHINA EN 2021 (pp. 19–23). Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI). http://www.jstor.org/stable/resrep38787.5 (9) Slow, B. O. (2023, 25 febrero). China refuses to condemn Russia’s Ukraine invasion during G20 deadlock. BBC News. https://www.bbc.com/news/world-asia-64773618 |