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¿Qué literatura china se lee en español?
Glady de la Cruz
Arte y Cultura // Nº 14, Diciembre, 2022
La literatura china es todavía un campo sin explorar. A pesar de que ya contamos con varios traductores que manejan la combinación ZH>ES en el ámbito literario, lo que nos llega a las librerías es poco y muy específico. Los lectores, deseosos de descubrir la cultura china a través de la literatura, tienen muy poco donde escoger: o clásicos, o lecturas sobre la Revolución Cultural, o ficción especulativa.
El Instituto Confucio de la Universidad de Valencia, con motivo de su 15º aniversario, me invitó para charlar sobre este tema el pasado 21 de noviembre. Durante esa conferencia, analicé lo que se había publicado de literatura china durante el 2022, y tomé en cuenta también la opinión lectora: qué se quiere leer, qué busca la comunidad lectora. Este artículo es, por tanto, una síntesis de esa conferencia.
Cabe destacar que esto es una perspectiva como prescriptora de información. Es decir, mi trabajo consiste en divulgar libros de literatura asiática a un público general e interesado en la temática. A través de mis redes sociales estoy en contacto tanto con editoriales como con la comunidad lectora, y eso me permite ver las carencias de un lado y las necesidades del otro. El presente artículo, por tanto, es de opinión, no tiene carácter académico, pero está basado en mi experiencia profesional.
¿Qué literatura china se ha publicado en 2022?
En España se han publicado alrededor de 18 libros de literatura china durante el 2022. Si tuviéramos en cuenta al resto de países hispanohablantes, la cifra variaría pero no demasiado. La mayoría de libros publicados responden a un argumento de ventas bastante sólido: los clásicos —que responden a una venta atemporal—, los premios Nobel o posibles premios Nobel, y los escritores que cuentan ya con una fama célebre tanto en China como en otros países. Existen algunos ejemplares de géneros alternativos —poesía, novela ilustrada—, pero es casi palpable la carencia de títulos de literatura china contemporánea. E incluso si el año de publicación original es reciente, son pocas las veces en las que la obra está ambientada en la actualidad.
Literatura infantil, juvenil, novela negra, fantasía… son algunos de los géneros que se echan en falta. Del chino se traduce mayoritariamente autores y obras que son premiadas o que puede que sean premiadas en el futuro. Pero hay una buena noticia, y es que la gran mayoría de las obras cuentan con una traducción directa del chino, lo que también refleja la apuesta de las editoriales por este tipo de traducción, más cara que la indirecta que se hace a través de idiomas cercanos como el inglés o el francés. La voz de la diáspora china
En este panorama tan específico y concreto, la diáspora china en todo el mundo empieza a tener una producción literaria notable. A falta de unos cuantos, podemos contar más de una docena de títulos publicados durante este año 2022. Las diferencias son evidentes ya desde un primer vistazo: es como si pertenecieran a una misma colección. Analizando estos títulos, nos encontramos con una abrumadora mayoría de autoras y que más de la mitad pertenecen a la ficción especulativa en cualquiera de sus subcategorías: fantasía, ciencia ficción, distopía, etc. |
Independientemente de si uno considera que esto es —o no es— literatura china, es innegable que la diáspora china está haciendo un gran trabajo de difusión de la cultura china, aunque esta no fuese la intención inicial y principal.
Con un gran bagaje cultural a sus espaldas, en estos relatos se explican leyendas, tradiciones y elementos de su mitología. Se narra de una forma más accesible para ese lector que no ha tenido ningún contacto previo con la cultura china, y se genera un interés por esos componentes desconocidos de una cultura que les resulta lejana. ¿No solo es más accesible para el lector, sino también para la empresa editorial: estas obras, en su gran mayoría, están escritas en inglés, por lo que habrá más traductores disponibles y el coste será más bajo.
Es curioso porque de una forma natural y sin tener esa pretensión, la literatura de la diáspora está rellenando las carencias de la literatura china traducida al español: hay más testimonio, más géneros, más autoras, más variedad. En ningún caso hay que posicionarse por una u otra literatura. Desde luego, no hay que enfrentarlas, sino todo lo contrario: hay que crear sinergias entre ambas. Si vemos que interesa la mitología china, ¿por qué no buscar una alternativa que venga directamente de China continental?
¿Qué opinan los lectores?
Los lectores son el objetivo final de un manuscrito: todo el proceso editorial se dirige hacia a ellos. Pero salvo excepciones, este camino es unidireccional: no hay un camino de vuelta hacia la editorial, no existe la retroalimentación. ¿Cómo se mide el interés de las personas que leen? ¿A través de las ventas? Estamos en la era de la lectura en comunidad. Los clubes de lectura han existido desde siempre, pero es ahora cuando estas agrupaciones se hacen masivas. Gracias a las redes sociales es fácil encontrar compañeros de lectura, otras personas con las que compartir gustos literarios e intercambiar opiniones. ¿Tienen en cuenta las editoriales este fenómeno? En parte sí. La gran mayoría de editoriales también forman parte de las redes sociales. No obstante, se cae en el peligro de crear un escaparate más, sin ninguna otra pretensión. Y esto lo percibe el lector. Desde mi posición intermedia entre editorial y comunidad lectora, pude hacer algunas encuestas a través de mi propio perfil de Instagram. Contestaron de media unas 300 personas de todo el mundo hispanohablante. Los resultados fueron, cuando menos, interesantes: había un gran interés por la literatura china, pero también echaban en falta géneros más ligeros y populares. Lo más destacable de esta experiencia fue que la comunidad lectora señalaba a las propias editoriales como las que no apostaban por la literatura china. El problema es mucho más grande que este señalamiento: no hay que olvidar que las editoriales siguen siendo empresas, y necesitan lanzar productos que sean rentables. El hecho es que esta falta de apuestas —fuera de argumentos de venta segura como Nobeles o literatura clásica— tiene consecuencias en los lectores, que notan la falta de literatura. Y no solo eso, sino que se sienten olvidados y poco escuchados. Según el informe The Global Publishing Industry 2020, en el año anterior al comienzo de la pandemia se publicaron en China alrededor de 400 000 títulos (seguramente se incluyan aquí traducciones y reediciones). Seguro que de esos 400 000 títulos anuales, hay muchos más que dos docenas que pueden interesar al público hispanohablante. Ojalá no tengamos que esperar dos décadas para empezar a ver esos libros en nuestras estanterías. **Para ver la conferencia completa, se puede ver en el canal de Youtube del Instituto Confucio de la Universidad de Valencia. |