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La ruta de la seda china: construcción de una idea e implicaciones para México
Eduardo Tzili-Apango
Historia y Sociedad // Nº2, Diciembre, 2019
Introducción
En 2013 el presidente chino, Xi Jinping, propuso revivir la antigua ruta de la seda para promover la construcción de la tan necesitada infraestructura en el continente euroasiático. A seis años de su propuesta, la “ruta de la seda china” ha cosechado numerosos éxitos en materia de promoción y construcción de proyectos de infraestructura en varios países de Asia y Europa; desde ferrocarriles y trenes de alta velocidad en Indonesia, Nigeria y Etiopía, hasta puertos en Sri Lanka, Grecia Brunei, pasando por puentes en Croacia y Bangladesh, así como proyectos industriales en Chile, Rusia o Uganda (China Daily, 2019). Sin embargo, también ha enfrentado múltiples retos que parecieran condicionar el futuro desarrollo de la propuesta china, como diferencias por causa de endeudamiento, percepción de probables choques geopolíticos con otras potencias euro asiáticas –como Rusia o incluso India– y ahondamiento de inequidades económicas (Ullah, 2019). A pesar de los retos, es seguro afirmar que la ruta de la seda china –también Iniciativa Franja y Ruta (1)– llegó para quedarse. Además de la cuantiosa inversión para desarrollar los proyectos económicos, es notable la inversión en capital humano y en la construcción de la idea “ruta de la seda china” por parte del gobierno chino. Según la plataforma Belt and Road Initiative (2019), a la fecha existen trece “tanques de pensamiento” (think tanks) que se dedican exclusivamente al estudio, reflexión y difusión de todo lo relacionado con la ruta de la seda china; destacan, por ejemplo, el China Center for Contemporary World Studies (CCCWS, dependiente del Departamento Internacional del Partido Comunista Chino) y el China Institute of International Studies (dependiente del Ministerio de Asuntos Exteriores de la República Popular de China). Precisamente, el CCCWS organizó la visita de una delegación internacional a China del 7 al 17 de noviembre del presente año, misma en la que tuve oportunidad de ser parte. La mayor parte de los diez días de visita implicó participar en foros internacionales sobre la ruta de la seda china, como el “21st Century Maritime Silk Road and High Quality Development”, organizado en Guangzhou (Li, 2019), o el "International Symposium on China-World Interactions and BRI Cooperation", organizado en Shanghái (Instituto de Investigación Estratégica de China, 2019). En este texto pretendo compartir un poco de lo aprendido en este viaje, sobre todo en lo concerniente a la construcción de la idea “ruta de la seda china” y las posibles implicaciones para México. Sobre la forma de comunicar la idea “ruta de la seda china” La visita a China fue muy ilustrativa, pues implicó observar de primera mano el fomento de la construcción de la idea “ruta de la seda china”. Muy al estilo chino, la construcción de la idea reviste tres importantes características: ceremonia (礼 li), “masificación” de la idea por medio de las personas (人民 renmin) y poder cultural (文明 wenming). En todos los foros en los que participé observé una clara preferencia por la ceremonia al momento de la interacción humana. En el foro sobre la ruta de la seda marítima en Guangzhou lo antedicho implicó, por ejemplo, discursos de apertura de funcionarios chinos del más alto nivel, lo que refleja una preocupación, por parte del gobierno central, de dirigir y participar en eventos de todo tipo –académico, en este caso– que incluya la discusión sobre la ruta de la seda china. También lo anterior implicó la inauguración de las actividades del foro a partir de conferencias magistrales de personalidades como Justin Yifu Lin, ex vicepresidente del Banco Mundial, o Pornchai Danvivathana, secretario general del Foro “Diálogo para la Cooperación en Asia”. Tanto los discursos de apertura cuanto las conferencias magistrales ofrecieron ideas expeditas y similares en torno a la ruta de la seda china, por lo que fueron más una formalidad que una intención de ofrecer reflexiones novedosas o propuestas intelectuales para abordar el estudio de la ruta de la seda china. Aunque los foros fueron de carácter académico, las intervenciones de las y los oradores revistieron un mero carácter ceremonial, pues se trataron de exponer una posición sobre un tema, y no tanto desarrollar un argumento o exponer un análisis. Cabe destacar que a pesar de esto, sí hubo tiempo para preguntas y respuestas, pero dada la superficialidad de las intervenciones, las preguntas no permitieron ahondar el conocimiento sobe lo expuesto por las y los académicos. A los foros asistieron una gran cantidad de personas; tan solo al “21st Century Maritime Silk Road and High Quality Development” en Guangzhou asistieron alrededor de 300 participantes (Li, 2019), entre académicos, funcionarios de gobierno, representantes de organizaciones internacionales y estudiantes. Esto hubiese sido sumamente enriquecedor si las intervenciones hubiesen sido más desarrolladas. No obstante, los discursos –sobre todo por parte de funcionarios y colegas chinos– manejaban una sola línea argumentativa, y fue la de exponer éxitos y retos en la consolidación de la Iniciativa Franja y Ruta a partir de los lineamientos establecidos por el gobierno central. También, muy al estilo chino, es posible identificar a los lineamientos del gobierno central en materia de la Iniciativa Franja y Ruta como el 道 (dao) del proyecto; el camino, el modo de impulsar o realizar el proyecto, la manera “correcta” de fomentar la iniciativa. Precisamente, las intervenciones en estos foros implicaron resaltar qué tanto los proyectos en el marco de la iniciativa cumplían o se alejaban del道 (dao) establecido por el gobierno central. Esto sirvió para comunicar y establecer las pautas por las cuales las personas extranjeras “deberían” mesurar la Iniciativa Franja y Ruta. Esto último es fundamental, pues quienes asistimos aparentemente fuimos identificados por el gobierno chino como personas capaces de reproducir las ideas adquiridas durante este viaje en nuestros respectivos países; en este sentido la delegación se compuso de cinco académicos, seis delegados de tanques de pensamiento y dos funcionarios, todos provenientes de países como Argentina, Camboya, Kenia, Portugal, Mongolia, Nueva Zelanda Tonga, y por supuesto México.
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Todo lo antes dicho fue apoyado por un fuerte poder cultural chino, basado sobre todo en la gastronomía, la organización y el fomento del turismo. En el caso de la delegación en la que formé parte, esto se observó claramente porque en los días de visita, la mayoría de las veces, nos llevaron a comer comida china con mucha suntuosidad, haciendo énfasis en probar la cocina local. De igual modo, la organización logística y operativa de los eventos sorprendió por su pulcritud, así como por su cuidadosa diplomacia con las y los visitantes extranjeros. Por último, el CCCWS organizó visitas a sitios cultural y turísticamente ricos, como Zhujiajiao –conocido también como el “pueblo del agua” o la “Venecia de oriente” – y la torre “Perla del Oriente”, ambos en Shanghái, así como el monte Xiqiao –donde está una gigantesca estatua de un Buda conocido como “Guanyin” – y el museo-memorial de Wong Fei-hung –un famoso maestro de artes marciales–, ambos en Foshan, Guangdong.
En suma, la idea de la “ruta de la seda china” es construida y promovida “desde arriba”, por medio de la ceremonia y de la cultura china hacia personas con distintas nacionalidades y diferentes orígenes. Esta forma de socializar la idea tiene la intención de que sea reproducida en diversas latitudes del planeta, no solo desde fuentes chinas, sino también desde fuentes nacionales dependiendo del país que se trate. Dada la verticalidad en la socialización, no hay mucho espacio para la crítica o el cuestionamiento. Sobre la forma de construir la idea “ruta de la seda china” Pero ¿qué clase de idea se nos mostró? La idea de la ruta de la seda china reviste dos importantes características: es “histórica” y es “para todos”. En la mayoría de los discursos sobre la ruta de la seda china se subrayó la importancia y la continuidad de la historia en la región. En el caso de la ruta terrestre, se enfatizó la conexión con el 大秦 (daqin), nombre con el que fue conocido el imperio romano (durante la dinastía Han) o la región de Siria (durante la dinastía Tang), misma que sirvió para el intercambio comercial de muchos productos por medio de caravanas, de los cuales destaca, obviamente, la seda, pero también resinas –como la mirra–, especias y té. En el caso de la ruta marítima, se enfatizó la figura de Zheng He, famoso almirante musulmán que promovió la conectividad de la dinastía Ming con numerosos pueblos del sureste asiático, del subcontinente indio, e incluso de la costa oriental africana. Como bien apunta Martínez (2019, pp. 38-42), la palabra “ruta de la seda” fue en realidad un constructo conceptual europeo, mismo que sirvió para caracterizar al fenómeno histórico que conectó al mundo europeo con el mundo asiático desde la antigüedad. Entre las fuentes históricas chinas no existe registro de la palabra “ruta de la seda” (丝路 silu) para designar esta conectividad. No obstante, en la actualidad se ha retomado al concepto de origen europeo para describir a la historia china, sobre todo para legitimar a la Iniciativa Franja y Ruta, esto a raíz del proyecto de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, 2002). Luego entonces, llama la atención que se rescate esta palabra no china para legitimar un proyecto chino. ¿Cómo se concilia esta aparente contradicción, al menos para algunos? La respuesta es con la segunda característica de la ruta de la seda china: esta es para todos. A pesar de vincular a la Iniciativa Franja y Ruta con la historia propiamente china, y a pesar de que la gran mayoría del capital para los proyectos de infraestructura es chino, autoridades e intelectuales chinos manejan un discurso de que la ruta de la seda china es “para todos”. Esto puede resultar engañoso, pues en las reuniones con colegas chinos no solo se resaltó que el beneficio es para todos, sino también los costos, pues en palabras del profesor Zhai Dongchao (Autor, 2019b), del CCCWS, “China no puede, por sí sola, terminar todos los proyectos… se necesita la cooperación para minimizar los riesgos y maximizar los beneficios”. La construcción de la idea de la ruta de la seda china resulta, pues, compleja dadas las características antes mencionadas. La visita a China implicó una inmersión en la ceremonia y la cultura chinas, de las cuales se nos comunicó la idea de la ruta de la seda como algo “universal”. Eso puede ser interpretado como una intención de socializar y “universalizar” algo que mantiene “características chinas”, lo cual últimamente puede conllevar a la aceptación de “lo chino” como “lo universal”. Implicaciones para México
Al final ¿qué implicaciones tiene la ruta de la seda china para México? Si uno revisa notas de opinión o columnas de escritores mexicanos sobre la Iniciativa Franja y Ruta (García, 2019; González, 2019, Montero, 2018; Saldaña y Lomelí, 2018), la socialización de la idea de la ruta de la seda china está teniendo efecto, pues se celebra la invitación china para que México forme parte de la Iniciativa Franja y Ruta, se advierten la potencialidad del proyecto para la relación comercial bilateral, se lamenta que México no tenga presencia en la dinámica de la iniciativa, y se critica la cláusula del nuevo tratado comercial entre Canadá, Estados Unidos y México (T-MEC) para ahondar la relación sino-mexicana en el marco de la ruta de la seda china. Si bien no faltan las tan necesitadas voces críticas que cuestionan, incluso, la validez del término –sobre todo académicas– (Rocha, 2019), en México generalmente la construcción de la idea de la ruta de la seda china está teniendo el efecto esperado por el gobierno chino. Esto ha sido posible porque, así como fue mi caso, el gobierno chino ha invitado a numerosas personas para visitar China, mismas que regresan impresionadas y con ideas que reproducen en diversos medios (Cornejo, 2019, p. 899-900). Es cierto que existen oportunidades comerciales y, sobre todo, se inversión. Pero, también es cierto que el acercamiento a la Iniciativa Franja y Ruta implica lidiar con problemas de índole geopolítico y comercial. Los problemas geopolíticos se relacionan con la percepción entre los académicos y funcionarios estadounidenses sobre China como una “potencia rival” (Stephens, 2019), y con la noción de México y América Latina como el “patio trasero” del país norteamericano. Esto ha revivido, de cierta manera, la lógica de guerra fría y el juego suma-cero, en el que las decisiones políticas son cruciales para definir el “bando” en el que estás. Hasta ahora, los tomadores de decisiones han decidido quedarse en el bando estadounidense. Los problemas comerciales se vinculan con el déficit de México con China, ya conocido por las y los analistas, pero también por las dificultades en la diversificación comercial y, más importante, en la consolidación de políticas industriales y comerciales que permitan integrar a México de mejor manera con el mercado global. Por consiguiente, esto significa aprovechar, de mejor manera, cualquier beneficio que pueda brindar la Iniciativa Franja y Ruta. Pero, es importante mencionar que la ruta de la seda china es la instrumentalización de las intenciones geoeconómicas de un solo actor internacional, en este caso de la República Popular de China. En un artículo previo (Tzili-Apango, 2018) argumenté que, para el caso de México, la vinculación histórica con Asia implicó la construcción de una cierta identidad y el fomento de intercambios comerciales a partir de la plata y otros productos, como la cerámica. Para aprovechar las oportunidades económicas y políticas que el mundo ofrece, no es necesario “subirse al tren” de la ruta de la seda china, pues como la historia demuestra, México contó con su propia “ruta de la plata”. Instrumentalizar esta experiencia histórica para diseñar un proyecto geoeconómico es posible también para nuestro país. (1) La Iniciativa Franja y Ruta es el nombre oficial que el gobierno chino le ha dado a su propio proyecto, y es la contracción de 1) Franja Económica Ruta de la Seda (proyectos por tierra) y 2) Ruta de la Seda Marítima del Siglo XXI (proyectos por mar). |