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Xie He 谢赫 y los Seis Principios de la Pintura China
Belén Dorado Marín de Espinosa
Arte y Cultura // Nº 3, Marzo, 2020
La pintura china, nacida de la observación de la naturaleza, heredera de la tradición de los ancestros de los chinos y triada de las artes junto con la escritura y la caligrafía, ocupa un lugar muy importante en la cultura china desde los propios orígenes de esta manifestación.
No es casualidad que el género de Pintura de Paisaje en China sea conocido con el nombre de Montaña y Río, y que el agua sea uno de los elementos más referidos en la filosofía del Dao, aquella que apuesta por el fluir, siguiendo las enseñanzas de Lao Zi, como hace el agua. Son la montaña y el agua metáforas inaudibles del Yin y el Yang, de la noche y del día, de la luz y de la oscuridad, y representan el blanco y el negro, y todos los binomios que se necesitan para el buen funcionamiento las cosas. Es la pintura china heredera de la tradición de los ancestros chinos porque en su propio ser radican los elementos propios de la cultura china, tales como el Yin-yang, simbolizado en la tinta y el papel, la energía, a través del Qi que toda pintura debe poseer, la armonía en todos sus elementos y el equilibrio en el orden de las cosas. Es a su vez la pintura china parte de la triada de las artes por excelencia de los chinos, a saber; pintura, caligrafía y escritura, artes que comparten los materiales, las técnicas y la simbología, artes que viven de la misma fuente y que plasman a través de idénticos métodos y de la propia imagen la esencia de las cosas. Es tanta la semejanza entre estas artes que, ya en el siglo XI el poeta Su Shi 苏轼 dijo que la poesía era un cuadro sin formas y la pintura era un poema con forma. En la historia de la pintura china existen infinidad de tratados acerca de la pintura, de cómo trazar, plasmar, representar y observar para poder crear una pintura de calidad. Son tratados que basan toda su esencia en la estética, de suma importancia en la cultura china, y en cómo alcanzar la perfección de los antiguos sabios. Son los sabios de la antigüedad muy venerados en la cultura china y, en lo que a pintura se refiere, también se observa mucha devoción por estos artistas, muchos de ellos ermitaños alejados de las ciudades y refugiados en las montañas desde donde, con trazos del pincel son capaces de plasmar en el papel la esencia del Universo en un solo punto. Entre estos eruditos, pintores y tratadistas se encuentra la figura de Xie He 谢赫, de la Dinastía Qi del Sur que gobernó lo que hoy conocemos como China allá por el siglo V, y quien legó a la historia de la pintura china el que podría considerarse el primer catálogo de pintores, bajo el título de Guhua Pinlu 古画品录, que podría traducirse como Clasificación de Antiguas Pinturas. En esta obra, además de tratar a 43 de los grandes pintores chinos, sus estilos y clasificarlos en seis clases, legó los conocidos como Seis Principios 六法 de la pintura, que aparecen como parte del prefacio de la obra. Como muchos de sus coetáneos, el considerar una buena pintura como tal fue el tema de debate por siglos, y Xie He 谢赫 quiere aportar su granito de arena a la causa, planteando lo que para él son las reglas básicas para una buena pintura. Para Xie He 谢赫, una buena pintura debe ser capaz de captar la atmósfera, Qiyun, tener vitalidad y ritmo, shengdong, tener una pinceladas bien estructuradas gufa y que la forma y el color tengan relación con el objeto representado, Yingwu. El color, para Xie He, debe ser acorde al sujeto referido, la composición correcta y propia y lo más importante, imitar y aprender del trabajo de los maestros. Es por esto que Xie He hace hincapié en la transmisión a través de la copia, como método de aprender las técnicas de los sabios y apropiarse de ellas. Estos son los elementos básicos para una buena pintura, y los pasos para lograr concentrar el Universo en una hoja de papel. |
Sobre estos Seis Principios referidos por Xie He 谢赫, versan muchas de las teorías estéticas sobre arte chino, y dos de los conceptos más relevantes: el Qiyun y el Yingwu. Mientras que al primero se le conoce como el supremo poder del arte, muchos lo consideran el espíritu de la pintura y lo relacionan con la figura del propio pintor, Yingwu es un concepto que bebe del pensamiento daoísta, y que tiene que ver con responder al sentido de adaptarse uno mismo, de forma natural y espontánea, a la realidad natural de las cosas, o lo que es o mismo; estar de acuerdo con ellas, como decían los taoístas; ser como el agua que se adapta a todas las cosas.
Ambos conceptos referidos a la pintura demuestran que para Xie He 谢赫 el poder de la pintura, y por ende su importancia, radicaba en que el pintor estuviese en consonancia con la naturaleza. El Qi 气, la energía que según el pensamiento chino radica en todas las cosas vivas, debe poder apreciarse en una buena pintura. Esa esencia se encuentra en todas las cosas vivas, es invisible a los ojos, pero el pintor debe tener la facultad de poder observar, comprender, extraer y plasmar a través de la tinta y sobre el papel esa esencia, para que una montaña se represente como una montaña, y no como la representación de una montaña.
El tratado de Xie He 谢赫 sirvió de ejemplo para futuros pintores, quienes recuperaron sus principios como parte de nuevas teorías sobre la belleza de las pinturas. Uno de estos pintores fue Jing Hao 荆浩, pintor confuciano del siglo IX-X quien en su tratado Bifaji 笔法记, Anotaciones sobre el método del pincel, retomará los Seis Principios de Xie He 谢赫. La obra de Jing Hao 荆浩 está narrada a modo de las historias de los divinos inmortales, y narra la historia de un campesino que ama hacer bocetos de árboles y que en una ocasión se encuentra con un hombre viejo en un acantilado. Este anciano le enseña lo esencial de la pintura, y acto seguido desaparece, al más puro estilo de los inmortales. En esta historia, Jing Hao 荆浩 retoma los Seis Principios de Xie He 谢赫, a los que añade ciertos aspectos que nutren la cara estética de la pintura y que sientan las bases de los tratados sobre pintura. Para Jing Hao 荆浩 un buen pintor debe plasmar en la pintura el pensamiento, que se logra cuando se trazan las formas esenciales. Debe poder representar la escena, que solo es posible cuando se comprenden las leyes de la naturaleza y las diferentes caras del tiempo, y concede especial importancia al pincel, que debe ser sostenido libremente y cuyas pinceladas deben estar acordes al propósito. Para finalizar Jing Hao 荆浩 concede importancia a la tinta, que estará bien aplicada cuando a través de ella el espectador pueda distinguir las partes altas y bajas de los objetos, y el pintor sea capaz de aplicarles gradaciones de tonos de tinta, para lograr que no parezcan hechas con un pincel.
Como podemos ver, la pintura china es una manifestación propia del intelecto que tiene la capacidad de transmitir en el soporte la esencia de las cosas. Esto es apreciado en las buenas pinturas chinas, aquellas en las que son un simple trazo el pintor es capaz de captar la esencia de un lago en el que un pescador pesca en una auténtica tarde de verano. |